Yo siempre me he considerado la persona con menos voluntad del mundo. Mi peso era de 84 kilos cuando debía estar en torno a los 70kgs. Siempre fui incapaz de seguir una dieta. A mi eso de comidas raras y diferentes a las que estoy acostumbrado no me iban. Demasiado esfuerzo. Soy incapaz de hacer sacrificios. Este verano me vi tan mal que decidí hacer algo nuevo, comer las mismas cosas pero en menor cantidad. Ni siquiera deje de seguir bebiendo cerveza como siempre, tan sólo disminuí un poco su cantidad. Lo único que hacía era echarme menos cantidad en el plato, ser más consciente de lo que comía, y comer más despacio, lo que me hizo saborear más y sentirme satisfecho antes, pues hasta ese momento no hacía más que tragar. Al cabo de cuatro meses para mi asombro y sin darme casi cuenta, llegué a perder 8 kilos. Sin hacer ningún sacrificio. Es cierto que en el invierno me relajé y cogí dos kilos, pero me ha cambiado mi percepción. Ahora se que puedo, que no soy tan débil como yo pensaba y que hay un camino sin dolor para perder peso. Lo mejor de todo es que ha mejorado también mi autoestima y la confianza en mi mismo. Nunca lo hubiera creído.
F.C.I (57 años)
Una amiga me habló de Coral y comenzamos esta nueva aventura de “tratar de adelgazar”. Cuando el grupo comenzó a trabajar, ya vi que no sería una terapia para adelgazar “típica”. Coral, desde un principio, nos dio herramientas y nos enseñó a leer las etiquetas de los alimentos, a interpretar términos (alimentos procesados, índice glucémico …) a perdonar nuestras caídas como parte de un camino que dura toda una vida . Ser consciente de ser lo que como, puede ser una frase muy corta, pero en mi caso es la solución de mi enfermedad. Este es el trabajo que Coral realiza en el grupo, entender que tal vez detrás de una obesidad puede haber una causas que a simple vista no están vinculadas con la alimentación, como pueden ser el estrés, la ansiedad, y otros estados que la vida nos puede generar.
M-J. M 44 años
Una de las cosas que más me sorprendió es que no hay que comer sin hambre. Para mi eso fue fundamental, cambiaron muchas cosas a partir de entonces. La verdad, nunca antes de hacer el taller me había parado a escuchar a mi cuerpo.
Y.O. 33 años
Mi verdadero problema no era la comida sino que era una forma de calmarme cada vez que tenía un disgusto. Coral me enseñó técnicas para afrontar esos momentos.
J-L. D. 52 años
Para mi fueron sorprendentes los resultados con la hipnosis. Mi mayor problema era el picoteo entre horas y resultó. Reconozco que tenía una idea bastante equivocada de la hipnosis. Es como una relajación profunda.
J.G. 38 años.
Me ha encantado la calma de Coral. Lo mejor no tener que seguir ninguna dieta. Estaba harta de seguir dietas que después me hacían coger el peso de antes. Cambiar de hábitos me llevó más tiempo pero resultó mucho más cómodo y llevadero.
M-C. G. 44 años
Una de las cosas que más me sorprendió es que no hay que comer sin hambre. Para mi eso fue fundamental, cambiaron muchas cosas a partir de entonces.
G.B 27 años
El apoyo de los compañeros para mi fue fundamental y la forma tranquila con la que Coral lleva el grupo.
D.G. 49 años
Para lo mí lo mejor fue que Coral me enseñó a romper el bucle en el que entraba. En cuanto me prohibía comer algunas cosas, acababa inflándome y luego me sentía peor. Reconozco que me costó entender que era mejor no prohibirme ningún alimento.
R.D. 52 años
Me di cuenta que no tenía un problema con la comida sino que comía porque no me sentía bien conmigo misma. Coral me ayudó a ver las emociones que estaban debajo de mi adicción a la comida. Me encantó hacerlo en grupo, me he sentido muy arropada.
A.R. (61 años)
Hace un tiempo, y por causa del Parquinson que padezco, recurrí a la atención de los servicios de Coral. En el tratamiento utilizó la hipnosis, , un sistema del que había oído hablar pero del cual desconfiaba. Aseguro que es una terapia enriquecedora y nada traumática, Las sensaciones eran de placidez y serenidad. Recomiendo dicha terapia. Logré racionalizar mi alimentación, que carecía de rigor, No respetaba horarios de comida, y era una adicta a los dulces, por otro lado no lograba ampliar mi alimentación sobretodo hacia las verduras. Hoy puedo decir que he logrado controlar el nerviosismo que me producía al comer, mastico y saboreo las comidas. Fue una terapia muy productiva.
S. D. 73 años
Recuerdo cuando llegué a Adelgaza a Cons-Ciencia, lo hice de la mano un amiga que insistía que este método funcionaba, que era distinto. Pero estas palabras las había oído antes. Había pasado por todas las dietas: hipocalórica, biomanan, ayuno de sirope, proteica…etc. Y adelgacé en todas, y en todas volví a engordar con un plus (el temible efecto yo-yo). Llegué resignada a ser gorda, debajo de esa resignación mucha frustración, tristeza y un gran enfado. Fue aquí, en Adelgaza a Cons-Ciencia que encontré un espacio seguro donde poder expresar todo lo que llevaba dentro. Fue aquí donde aprendí a quererme, a preferirme sana, a coger la responsabilidad de mi vida y darme todo lo que yo necesitaba. Y todo esto fue posible con la mezcla maravillosa de profesionalidad y calidad humana de Coral Revilla, junto a la maravillosa energía de mi grupo (os quiero chic@s). Gracias, es lo único que puedo decir.
Luisa T.T (53 años)
Destaco ante todo la generosidad de Coral. Comparte con humildad todo su conocimiento y sabe escuchar. Es incansable y eso impulsa a sus alumn@s. Nunca tira la toalla y por eso logra estos excelentes resultados.
Ángel V. R. (42 años)
Ya no huyo de los espejos como si fuera un vampiro. Ahora me miro y sonrío. Ya no me enfado cuando tengo un evento y no me queda más remedio que comprar ropa. Ahora me visto con ropa que jamás me hubiera imaginado. Elegante y sexy, tal cual soy. Ya no me retiro de la conquista de un hombre que me gusta antes de empezar. Jajajaja, de esto no cuento más Ya no dudo de los piropos que recibo. Son míos y los disfruto. Ya no me escondo detrás de ropa enorme, haciéndome invisible engordando más y más. Soy valiosa, estoy aquí y me quedo. … estos son algunos de los logros que he alcanzado en este duro pero apasionante viaje.
Ana Lucía S D (32 años)